Sofía Loren ante la cámara de Campúa

La actriz Sofía Loren, que recientemente ha celebrado su 80 cumpleaños, visitó en varias ocasiones Madrid con motivo del rodaje de películas como El Cid en 1961 o La caída del Imperio Romano en 1963, ambas de Anthony Mann. Pero la primera de esas visitas fue en febrero 1956 y la actriz italiana tuvo un gran recibimiento en Madrid por parte de la prensa y el público. El motivo del viaje -que también incluyó una visita a Barcelona-, según señalaba La Vanguardia el 19 de febrero de 1956, era reunirse con Stanley Kramer para intercambiar impresiones acerca de su actuación en la película Orgullo y pasión que también rodaría en España meses más tarde al lado de Cary Grant y Frank Sinatra.

«En Madrid, donde recibirá a los representantes de la prensa española y corresponsales de toda la prensa europea y americana, coincidirá con el famoso interviurador de la televisión norteamericana Ed Sullivan el cual realizará un reportaje dedicado especialmente a los preparativos de la película», relataba el diario.

De aquella visita se conservan las siguientes fotografías de José Demaría Vázquez «Campúa» que en la época trabajaba como reportero cubriendo la actualidad tanto de la política como de la sociedad y el espectáculo.

Sofía Loren retratada por Campúa en febrero de 1956 a su llegada al aeropuerto de Madrid

Sofía Loren retratada por Campúa en febrero de 1956 a su llegada al aeropuerto de Madrid

El No-Do, único noticiario audiovisual de la época, también dio noticia de la visita de Sofía Loren a Madrid

El No-Do, único noticiario audiovisual de la época, también dio noticia de la visita de Sofía Loren a Madrid

Cuando las estrellas de Hollywood llegaban a Madrid era habitual que los periodistas y fotógrafos las recibieran en el aeropuerto de Barajas y que luego ofrecieran una rueda de prensa, frecuentemente en el hotel Castellana Hilton que había sido inaugurado en 1953 por el propio Conrad Hilton y un elenco de artistas de la gran pantalla.

Charles Chaplin ante la cámara de Campúa

En febrero de 1964 el diario Pueblo encargó a Marino Gómez-Santos un reportaje biográfico que se publicaría en varias entregas sobre la vida de la reina Victoria Eugenia de Battenberg. Para elaborarlo el periodista se trasladó a Lausana para entrevistar a la viuda de Alfonso XIII y pidió que le acompañara José Demaría Vázquez «Campúa», que le parecía el fotógrafo más idóneo para aquella ocasión por su trayectoria y su vinculación a la casa real.

Marino Gómez-Santos frente a Le Corsier, la residencia de Charles Chaplin en febrero de 1964

Marino Gómez-Santos frente a Le Corsier, la residencia de Charles Chaplin en febrero de 1964, fotografiado por Campúa

Una vez que cumplieron su misión y realizaron la entrevista y la sesión de fotos a Victoria Eugenia, continuaron con su viaje y decidieron trasladarse a Vevey donde tenía su residencia el gran actor de cine, ya retirado, Charles Chaplin. El encargo era en esa ocasión entregarle a Charlot una carta de Edgar Neville que llevaba Gómez-Santos e intentar hacerle una entrevista. El propio Marino Gómez-Santos relataría aquella aventura años más tarde en el diario ABC en un reportaje publicado el 9 de junio de 1968:

Resulta emocionante aquella decisión de ir a Vevey en busca de «Charlot». El automóvil avanzaba por la autopista en una tarde de lluvia y José Campúa que nos acompañaba volvía a sentirse joven en este ambiente palpitante del reportaje en el que hizo sus primeras fotografías.
[…]
Al llegar a Vevey la lluvia había cesado y empezaba a salir el sol. Nos adentramos en la zona residencial en busca de la finca de Chaplin, de la cual sabíamos únicamente que se llamaba «Le Corsier».

Por aquel entonces Gómez-Santos tenía poco más de 30 años, aunque ya llevaba a la espalda un importante recorrido como periodista. Pepe Campúa, sin embargo, tenía ya 63 años de edad y su salud y su agilidad no eran las mismas de antaño. Sin embargo se lanzaron a buscar la finca, la encontraron y decidieron entrar, tal y como prosigue el relato publicado en ABC:

Naturalmente, nosotros no teníamos cita con Chaplin. Ni podíamos ocultar las pocas probabilidades que teníamos de verle porque ya es sabido que, como Picasso, no quiere ver apenas a los viejos amigos y de ninguna manera acepta solicitudes de desconocidos. Ya estábamos en Le Corsier. Al traspasar la puerta de hierro que estaba abierta de par en par pudimos ver a la izquierda unas cocheras y caballerizas […]
-Aquí parece que no hay nadie- dijo Campúa.
-Alguien habrá cuando está aquel automóvil aparcado cerca de la puerta. Tú prepara las cámaras. […]
Echó a la espalda las cámaras fotográficas para no infundir demasiadas sospechas y comenzamos a caminar por el sendero de arena hacia la casa.
¡En menudo lío me has metido! ¡Mira que yo ya no estoy para correr! […]

Pocas veces en su carrera -y especialmente en aquella última época- había tenido Pepe Campúa que hacer labores tan parecidas a lo que hoy conocemos como un paparazzi puesto que sus fotografías del mundo del espectáculo habitualmente eran retratos de estudio o reportajes en ruedas de prensa, entrevistas y presentaciones.

Pero así fue como los dos periodistas abrieron la valla y se adentraron en la finca de Le Corsier:..

A los quince o veinte pasos salió el mismo Charles Chaplin en persona detrás de unos abetos, como puede salir una perdiz. Vestía un abrigo de cachemire color crema, una camisa blanca, sin corbata y trataba de disimular su fisonomía con un sombrero y unas gafas de cristales oscuros. […] Nos indicó que si teníamos algún recado lo dejásemos allí en la casa, en su secretaría. Después estuvo indeciso, porque dio dos o tres pasos hacia atrás, sin atreverse a romper la barrera que hacíamos en medio del camino. Y empezó la conversación.
-¿Qué quieren ustedes?- preguntó Chaplin.
-Venimos a verle. Somos españoles.
¿Periodistas?
Por supuesto…
-Pues llamen mañana a mi secretaria por teléfono, ahora voy a dar un paseo a pie porque me duele la cabeza.
Posiblemente fuese cierto, pero también podía ser una fórmula rápida para desentenderse de nosotros de manera que no dudamos en desplegar todos nuestros recursos de urgencia.
-Edgar Neville y Tono me han hablado mucho de usted.
-¡Ah, sí, Neville y Tono!… ¿Sigue Neville tan gordo? Hace algunos años nos vimos en Londres… Casi no le reconocí, cuando fue a Hollywood era joven y deportista.
Parecía que la conversación iba a tomar una cierta temperatura cordial con el recuerdo de aquellos dos españoles que había conocido en los verdes años de su juventud. Pero aquella sensación duró solo un instante. La sonrisa de Chaplin fue como un relámpago, porque se pasó la mano por la frente, contrariado quizá por la nostalgia. Luego salió corriendo con las manos hundidas en los bolsillos.

Marino Gómez-Santos entregándole a Chaplin la carta de Edgar Neville en Le Corsier en febrero de 1964, fotografiados por Campúa


Marino Gómez-Santos entregándole a Chaplin la carta de Edgar Neville en Le Corsier en febrero de 1964, fotografiados por Campúa Marino Gómez-Santos entregándole a Chaplin la carta de Edgar Neville en Le Corsier en febrero de 1964, fotografiados por Campúa

Fue un breve encuentro que, sin duda, mereció la pena como aventura y como experiencia para los dos periodistas. Como el propio Gómez-Santos escribió: «No habíamos perdido el viaje, simplemente con haberle saludado y aún nos sorprendió su autorización para tomar fotografías». Posiblemente otra prueba de la brevedad de este intercambio es que no se conserva ningún cliché de Pepe Campúa retratándose con Chaplin. No hubo tiempo de hacer esa instantánea porque el genio del cine, simplemente, salió corriendo

Amparo Rivelles, una leyenda de las artes escénicas, fotografiada por Pepe Campúa

El pasado jueves falleció una de las grandes leyendas del cine, la televisión y el teatro español: Amparo Rivelles. A lo largo de su vida participó en decenas de obras de teatro y películas, desde finales de los años 30 cuando tenía apenas 15 años. A mediados de los años 50 se trasladó a América Latina, primero para trabajar en la televisión cubana y después para establecer su residencia durante veinte años en México, donde sobre todo destacó como actriz de telenovelas. Su regreso a España se produjo en 1979 con la obra «Salvar a los delfines», de Santiago Moncada, siendo ya considerada una de las actrices más prestigiosas del panorama español. Recibió en 1986 el primer Goya a la Mejor interpretación femenina protagonista por la película «Hay que deshacer la casa».

En los años 40, cuando se la conocía como Amparito Rivelles, no faltó a la cita que en aquella época era imprescindible para las artistas en Madrid: el estudio de José Demaría Vázquez «Campúa» que entonces se encontraba en el número 32 la Avenida de José Antonio (Gran Vía). El fotógrafo la retrató en diversas ocasiones y con distintos peinados y estilos, según la moda de la época. En la galería de imágenes a continuación pueden verse algunos de esos retratos de la entonces joven diva, retratada en toda su belleza por Pepe Campúa.

Pepe Campúa, empresario cinematográfico

Pepe Campúa retratado como empresario cinematográfico en 1933, foto publicada en Mundo Gráfico.

Pepe Campúa retratado como empresario cinematográfico en diciembre de 1933. Fotografía publicada en Mundo Gráfico con motivo de un homenaje ofrecido al reportero y empresario.

Además de su trayectoria como reportero, José Demaría Vázquez «Campúa» desarrollo una intensa actividad como empresario cinematográfico, área en el que fue pionero en Madrid. Su padre José Demaría López ya había iniciado esta línea de trabajo, con diversos teatros y salas de espectáculos. Así, con menos de 20 años, recibió Pepe Campúa de su padre la dirección del cine Royalty, que estaba situado en la madrileña calle de Génova. Tal y como lo explicaba el fotógrafo en una entrevista publicada en diario Pueblo el 18 de junio de 1963:

«Me encargó a mí la dirección pues vio que tenía cierta disposición para ese tipo de negocio y él tenía que ocuparse del periódico. Me puso de sueldo cincuenta duros y con aquella ayuda pude comprarme mi primer coche, un Amílcar. […] En el cine Royalty conocí a Rafael Sánchez Mazas, que concurrió a las primeras sesiones de cine amateur que se dieron en Madrid».

Esa fue su primera experiencia en un sector que apasionaría al fotógrafo. Más tarde, tras una estancia de medio año en Suiza por motivos de salud debido al viaje que realizó con Alfonso XIII a Las Hurdes, a mediados de los años veinte José Mª Carretero, El Caballero Audaz, le presentó a unos empresarios que iban a fundar una productora de películas que se llamaría Renacimiento Film, de la que Pepe Campúa fue nombrado directorEmpezaba el cine sonoro y querían producir películas en español.

«La primera actuación de Imperio Argentina en el cine [sonoro] fue con un contrato que yo la firmé en Renacimiento Film. Yo la conocía de haberla visto trabajar en los teatros de mi padre. […] La película era una coproducción franco-alemana-española y se rodó en Berlín. Recuerdo que Imperio Argentina vivía en la pensión Latina». La película se tituló El profesor de mi mujer. «Tuvo un éxito regular, pero a nosotros nos costó muy barata, unas ciento cincuenta mil pesetas».

Tal y como explicaba el periodista Marino Gómez-Santos en la entrevista de diario Pueblo, en aquella empresa se desdobló la personalidad de José Campúa como un gran hombre de negocios cinematográficos. Compró para la compañía que presidía toda la producción de Walt Disney, introduciendo en España sus películas de dibujos.

«Me puse en contacto con la Columbia, para donde trabajaba este gran artista y por ciento cincuenta mil pesetas adquirí treinta películas de dibujos y otras treinta películas largas, con tres copias de cada una. […] ¿Pero puede creerse hoy que este material no tuvo aceptación? Los empresarios debieron tomarme por loco. Dijeron que era recargar el programa y que no les interesaba esta iniciativa mía. Tanto es así que me costó presentar la dimisión en Renacimiento Film y me quedé en la calle».

Exterior del cine Actualidades en 1933Fotografía sin autor reconocido extraída del número 5 (1933) de la revista Arquitectura, procedente de la Hemeroteca Municipal de Madrid.

Exterior del cine Actualidades en 1933
Fotografía sin autor reconocido extraída del número 5 (1933) de la revista Arquitectura, procedente de la Hemeroteca Municipal de Madrid.

Pero Campúa era amigo de la familia Stuick y un día hablando con el empresario taurino y de espectáculos Livinio Stuick le propuso el negocio de un cine de actualidades en Madrid, donde se proyectaran noticiarios y películas cortas.

«Don Livinio dijo que no le parecía mal la idea y nos pusimos a realizarla. Encontramos un local en la Gran Vía y formamos una sociedad integrada por Ulargui, el conde de Elda, Livinio Stuick y varios amigos más. Total, que hicimos en Madrid el primer cine de actualidades que se llamó así: Actualidades, con refrigeración y todo. Nos costó todo, con maquinaria de cine, butacas y demás, seiscientas cincuenta mil pesetas. El resto del capital lo invertimos en comprar películas».

Así, Campúa deja la máquina de fotos y comienza a hacer pequeños reportajes con la cámara de cine. Si se jugaba un partido de fútbol por la mañana o por la tarde, allí estaba Campúa con su cámara para registrarlo y que el público pudiera verlo en el cine por la noche. Igualmente hacía con las corridas de toros y con los acontecimientos más sobresalientes de la vida española. Llegó a hacer incluso un reportaje durante la Revolución obrera de Asturias en 1934 y las colas para ver aquellas películas de actualidad eran enormes.

Reseña sobre el programa del cine "Actualidades" en 1933, que destaca la labor de Pepe Campúa como pionero del uso de la imagen en movimiento en el reporterismo deportivo.

Reseña sobre el programa del cine «Actualidades» en 1933, que destaca la labor de Pepe Campúa como pionero del uso de la imagen en movimiento en el reporterismo deportivo.

«Se ganó mucho dinero, hasta el punto de que a mí me concedieron el diez por ciento de los beneficios, además de las mil quinientas pesetas de sueldo que tenía. En el primer ejercicio se ganó un millón quinientas mil pesetas, por tanto, tenían que darme ciento cincuenta mil; pero en el Consejo de Administración se armó por ello un gran escándalo. Menos mal que el señor Brandón, un francés que era el presidente, dijo que no sólo merecía esos beneficios sino que debían hacerme un gran regalo. Me regalaron un Ford de ocho cilindros y me pagaron el viaje para asistir, en Roma, a la boda del príncipe de Asturias, de la cual hice un reportaje que luego se pasaría en nuestro cine».

Recogemos a continuación algunos artículos publicados en la época con motivo de un homenaje que recibió José Demaría Vázquez «Campúa» en diciembre de 1933.

Fotonoticia del homenaje a Pepe Campúa como empresario cinematográfico en 1933.

Fotonoticia del homenaje a Pepe Campúa como empresario cinematográfico, publicado en el diario Nación en diciembre de 1933.

Crónica del homenaje a Pepe Campúa como empresario cinematográfico.

Perfil con motivo del homenaje a Pepe Campúa como empresario cinematográfico publicado en el diario Informaciones. El artículo señala cómo aprendió «no solamente las necesidades de una cabina para mejor orientar las características del negocio, sino también el corte y montaje de películas con arreglo a los gustos del público»

Más tarde, en 1935, se lanzaría a otra aventura abriendo la sala de proyecciones Madrid-París -en el nº 32 de la Gran Vía, donde habían estado ubicados los almacenes Madrid-París y, actualmente, se encuentra la sede del Grupo Prisa- de cuya inauguración daba cuenta el diario La Libertad el 20 de abril de 1935.

Entrada del cine Madrid-París, inaugurado en la Gran Vía madrileña en 1935. Fotografía de autor desconocido, publicada en la revista Nuevas Formas, depositada en la Hemeroteca Municipal de Madrid.

Entrada del cine Madrid-París, inaugurado en la Gran Vía madrileña en 1935. Fotografía de autor desconocido, publicada en la revista Nuevas Formas, depositada en la Hemeroteca Municipal de Madrid.

Bajo la dirección de Campúa se ha construido en Madrid-París una gran sala de proyecciones obra del insigne arquitecto Teodoro Anasagasti. El nuevo local es amplio, sencillo y elegante y está dotado de moderno confort y de instalaciones de calefacción y de refrigeración que permitirán su funcionamiento durante todo el año. Su pantalla, extensible, hace posible la proyección a gran tamaño y sus equipos sonoros son de lo más perfecto de la técnica actual. […] La diferencia con los demás locales estará en que Madrid-París proyectará su programa en sesión continua sin descanso alguno y comenzará a las once de la mañana.
Para la sesión inaugural Campúa ha elegido un maravilloso dibujo en colores y la grandiosa y espectacular revista «Música y mujeres», llamada la revista de las elegancias.

Su trabajo, cámara de cine en mano, era reconocido por la prensa de la época, con referencias como la siguiente publicada en El Heraldo de Madrid el 26 de febrero de 1936, sobre la programación del cine Actualidades:

El Éclair Journal recoge los sucesos más importantes de la semana, dedicando a Madrid buena parte del espacio para que el popular reportero Pepito Campúa haya lucido una vez más sus habilidades de toma de vistas impresionando los acontecimientos más interesantes, entre los que destacan las elecciones de diputados a Cortes, la llegada del aviador Menéndez Peláez a barajas, el homenaje del pueblo madrileño a Pedro Rico y demás concejales al hacerse cargo de la Alcaldía, la crecida del «calumniado» Manzanares y, por último, los Carnavales en el paseo de la castellana, todo ello recogido con gran acierto.

Después de la guerra civil -durante la cual trabajó fundamentalmente con la cámara fotográfica- Pepe Campúa volvió a compaginar el reporterismo gráfico con el mundo del cine y fue empresario durante quince años del famoso cine del Palacio de la Prensa en la Gran Vía. Después construyó en Madrid los cines Palace, Ibiza, Argel y el Colisevm de Barcelona. Además, siguió experimentando prácticamente durante toda su vida, no solo con la máquina de fotos, sino también con la cámara de cine o el tomavistas.

(Para redactar e ilustrar este artículo ha sido muy valiosa la información de la web 100 años de Gran Vía
http://granvia.memoriademadrid.es/)