El seudónimo “Campúa” comenzó a ser usado por el padre de Pepe Campúa, José L. Demaría López el iniciador de la saga. Tal y como narraba José Altabella en el artículo “Los grandes de la fotografía española: Campúa”, publicado en ABC el 25 de enero de 1976.
El nombre que hizo célebre a los Campúa, grabado en el estuche de una de sus cámaras de fotos junto a la ciudad de Madrid, a la que la familia Campúa está estrechamente vinculada.
“Creyó que sus apellidos no eran demasiado comerciales, en una época en que casi todos usaban seudónimos, y pensó elegir como sobrenombre el nombre de una ciudad cualquiera. Capua, por ejemplo, se dijo. En la imprenta donde encargó la propaganda se equivocaron y le interpolaron una eme a aquella ciudad, donde cuenta la leyenda que Aníbal se durmió en sus delicias. Aceptando el nuevo nombre que le brindaba la errata casual tipográfica, a partir de entonces empezó a firmar Campúa”.
Ese error tipográfico, como pasa a menudo con las casualidades de la vida, crearía no solo un seudónimo, sino un nuevo nombre comercial, lo que hoy consideraríamos una “marca” y que se convirtió en uno de los nombres que marcarían la historia de la fotografía española y el fotoperiodismo del siglo XX.