Exposición «Campúa, sueños en blanco y negro» en el CDIS de Santander

Hasta el 19 de septiembre de 2021 podrá visitarse en el Centro de Documentación de la Imagen de Santander (CDIS) la exposición «Campúa, sueños en blanco y negro», la primera individual dedicada a José Demaría Vázquez «Campúa», desde su fallecimiento. Integrada en la programación de PhotoEspaña 2021, en ella se presenta el lado más optimista y esperanzado de sus fotografías. Comisariada por María Millán y Cristina Ruiz Fernández, muestra una dimensión particular del trabajo poliédrico que este fotógrafo desarrolló durante cinco décadas incansables de compromiso con el oficio.

Vídeo de presentación de la exposición realizado por el CDIS


Recién finalizada la Guerra Civil, España se aferra a sus sueños y a la búsqueda de la esperanza para hacer frente al régimen de austeridad, limitaciones y terror impuesto por los vencedores. José Demaría Vázquez (Madrid, 1900-1975), conocido por el pseudónimo de «Campúa», es uno de esos españoles que se resisten, como pueden, a la destrucción. En 1941 instala su estudio en la Gran Vía madrileña. Ante su cámara desfila la alta sociedad de la ciudad, además de actores y actrices, modelos, bailarinas… pero también gente anónima que acude allí a retratarse con motivo de alguna ocasión especial.

Continuador de la saga de fotoperiodistas iniciada por su padre, fue acusado de pertenecer a la masonería y procesado en 1942. Una vez terminada su inhabilitación a finales de los años cuarenta, retoma también el trabajo de cobertura de noticias, que tantos éxitos le había producido. Su carrera se había consolidado cubriendo los viajes y visitas oficiales de Alfonso XIII, la actualidad política durante la II República y, más tarde, el reportaje de guerra.

A través de su objetivo, Campúa describe ahora la vida y los sucesos de la ciudad, sin dejar de retratar a las figuras más admiradas de la época, tanto en el ámbito de la literatura y el pensamiento como en el del fútbol o las estrellas de Hollywood que se paseaban por la Castellana. Personajes que alimentaron los sueños de esa población aún conmocionada por la vivencia traumática de la Guerra Civil.

Vídeo del Ayuntamiento de Santander sobre la exposición

Con esta muestra el CDIS inaugura una colección de catálogos que bajo el título de “Pequeño Formato” y el diseño de Raúl Hevia. La exposición, que permanecerá abierta en la Sala Ángel de la Hoz del CDIS hasta el 19 de septiembre, se podrá visitar de martes a viernes de 11:00 a 14:00 horas, y de 18:00 a 21:00 horas. Los sábados, domingos y festivos el horario de visita será de 11:00 a 14:00 horas.

Más información: http://portal.ayto-santander.es/portalcdis/Index.do

Campúa visto por la pintora Magda Andrade

Retomamos esta sección del blog, «Campúa visto por otros», que hace tiempo que no actualizábamos para sacar a la luz un retrato de José Demaría Vázquez «Campúa» realizado por una pintora olvidada en el panorama latinoamericano del arte contemporáneo: Magda Andrade.

José Demaría Vázquez "Campúa" retratado por la pintora Magda Andrade

José Demaría Vázquez «Campúa» retratado por la pintora Magda Andrade

De origen venezolano, Magdalena Schlottman Andrade (1900), inicia sus estudios en la ciudad de Osnabruch (Alemania) en el Convento de Las Ursulinas, para posteriormente ser trasladada a Berlín en el mismo instituto. Tiempo después su padre Gustavo Schlottman es nombrado Cónsul General de Venezuela en Buenos Aires, lugar donde la futura artista permanece hasta 1931 dedicada a los estudios de pintura. Allí inicia sus clases con el profesor Max Orcikowsky, para frecuentar más tarde la escuela de Arte Libre.

Regresa a su patria siendo una adolescente y es entonces cuando sus obras tienen aceptación en el panorama artístico de la capital de Venezuela. El antiguo Ateneo de Caracas organizó una exposición con obras de pintoras venezolanas, entre ellas Magda Andrade y algunas de las escasas mujeres artistas que entonces habían podido alcanzar renombre.

Gracias a uno de sus cuadros es becada por el gobierno de Venezuela en diciembre de 1933 y emprende su viaje a París, donde guiará sus estudios el pintor André Lothe. Cuatro años más tarde es instruida por Othon Friesz y Marcel Gromaire, quienes ejercieron gran influencia en la pintora. Llegó a convertirse en la primera mujer que expuso sus obras en la exigente galería Wildenstein de Nueva York. Pero ella no quería ser «imitadora de la legión de pintores que acuden a la ciudad luz» y fue adquiriendo un estilo personal. Desde entonces se dedicó fundamentalmente a realizar retratos, como este de Campúa que le entregó el 1 de diciembre de 1952 tal y como atestiguan estas fotos del archivo personal de José Demaría Vázquez.

Un año antes la pintora había realizado una exposición en Madrid, en los salones Ana de Pombo, situados en la calle Claudio Coello con retratos realizados en España. En aquella época La Vanguardia dio noticia de la inauguración en su edición del 4 de diciembre de 1951:

La producción que exhibe la pintora venezolana Magda Andrade no es -como la mayoría de las veces que se anuncia el nombre de una mujer esperan los críticos- el resultado de un mero pasatiempo femenino […] sino la sincera expresión de una vocación artística cumplida con honestidad, gracia y arte.

El retrato de Campúa guarda el estilo colorista de la pintora y en él el fotógrafo aparece con su cámara de fotos Rolleiflex, una de las que más frecuentemente utilizaba en sus reportajes, en la mano derecha. La pose recuerda a otro óleo, un retrato de José Luis Demaría López, Campúa padre realizado a principios del siglo XX, pero con un estilo mucho más moderno y colorista. El retrato se conservó durante décadas como parte de la decoración del estudio de Campúa en Bárbara de Braganza, colgado en el salón en el que recibía a sus clientes como puede verse en la siguiente fotografía.

Salón del estudio de Campúa en Bárbara de Braganza

Salón del estudio de Campúa en Bárbara de Braganza, con el cuadro de Magda Andrade colgado al fondo de la imagen.

 

 

Entrevista y caricatura de José Campúa por Manuel del Arco

El 16 de noviembre de 1952 el Diario de Barcelona publicó una entrevista a José Demaría Vázquez «Campúa», realizada por el periodista y caricaturista aragonés Manuel del Arco que alcanzó gran prestigio por hacer interviús atrevidas que incluían siempre una caricatura del  personaje entrevistado. Se inició en el Heraldo de Aragón y después, en 1939, se trasladó a Barcelona donde colaboró con periódicos como el Diario de Barcelona y La Vanguardia.

Reproducimos íntegramente su entrevista con el fotógrafo a continuación, incluyendo algunas de las fotografías a las que hacía referencia, para seguir profundizando en la vida y la trayectoria profesional de Pepe Campúa.

Caricatura que ilustraba la entrevista, publicada el 16 de diciembre de 1952 en el Diario de Barcelona

Caricatura que ilustraba la entrevista, publicada el 16 de diciembre de 1952 en el Diario de Barcelona

Vd. dirá… José Campúa

Fotomontaje del cadáver de Eduardo Dato tras el atentado, publicada en Mundo Gráfico el 16 de marzo de 1921

Fotomontaje del cadáver de Eduardo Dato tras el atentado, publicada en Mundo Gráfico el 16 de marzo de 1921

Treinta y cuatro años de vida profesional lleva José Campúa, decano de los periodistas fotógrafos en activo. Es el presidente de la Asociación de Informadores Gráficos.– ¿No te han roto nunca la máquina?
– Una vez en Sevilla, en una tarde desastrosa del «Gallo» se echó sobre mí uno de su cuadrilla y me la arrebató.

– Y, ¿qué hiciste?
– Presenté la denuncia, y se cortó la cosa por intervención de «Joselito», que me regaló una máquina nueva mejor que la que tenía.

– ¿Cuál ha sido la fotografía que no has podido hacer?
– Cuando el asesinato de Dato, quise fotografiar el cadáver de Don Eduardo en la mesa de operaciones de la casa de socorro; y la hija del presidente, llorando, me rogó que no la hiciera.

– Pero, ¿no se publicó esa foto?
– Sí; era la época de las composiciones fotográficas, y mi director, Don Francisco Verdaguer, no se quiso perder el éxito y compuso una doble página con la foto que yo hice en la mesa de operaciones, y detrás, los médicos y el juez; y, luego, se colocó con arreglos la figura de Don Eduardo, yacente.

Cadáver de Antonio Teruel, autor del crimen del correo de Andalucía. Fotografía de Campúa publicada en Mundo Gráfico el 23 de abril de 1924

Cadáver de Antonio Teruel, autor del crimen del correo de Andalucía.
Fotografía de Campúa publicada en Mundo Gráfico el 23 de abril de 1924

– ¿Cuál es la figura que más veces has retratado?
– Don Alfonso XIII, primero, y ahora, casi alcanzándole, al general Franco.

– ¿Cuál fue la fotografía más íntima que lograste del rey?
– Durante el viaje a Las Hurdes, donde fui como único periodista, en el pueblo Las Mestas en pleno corazón de esa región inhóspita, debido al calor asfixiante descendimos de los caballos y nos metimos en un riachuelo; y el rey me dijo: «tráete la máquina, que vas a hacerme la única fotografía que no pudo hacerme tu padre»; y en ella aparece con el doctor Marañón. Ten en cuenta que no llevábamos ninguno traje de baño.

– ¿Cuál fue la más indiscreta de estos últimos tiempos?
– En la ONU, el año pasado en noviembre, tuve la suerte de pillar a Vichinsky con una paloma blanca que le ofreció una señora, diciéndole que no estrangulase la paz.

Toma del Gurugú (Marruecos), fotografiada por Campúa en 1921

Toma del Gurugú (Marruecos), fotografiada por Campúa en 1921

– ¿Qué foto le gustaría hacer ahora?
– Acompañar a Einsenhower a Corea.

– ¿Cuál no hubieras querido hacer?
– Las del crimen del correo de Andalucía, por lo desagradable del asunto.

– De todas cuantas fotografías hiciste en tu vida, si te dijeran que conservases una sola, ¿por cuál te decidirías?
– La toma del Gurugú en 1921.

– ¿Cuál ha sido tu reportaje mejor pagado?
– Tres fotografías de la boda de la marquesa de Villaverde, 25.000 pesetas, que se publicaron en los Estados Unidos y en Inglaterra antes que en Madrid.

– Con el «flax», ¿está hoy todo resuelto?
– Totalmente, si hay un periodista detrás…

– Y delante, un objetivo…

DEL ARCO

Campúa y sus compañeros fotógrafos ante la cámara del Estudio Alfonso

Compartimos, dentro de la sección «Campúa visto por otros», esta fotografía procedente del Archivo Fotográfico Alfonso, una imagen que precursora de las actuales masas de fotógrafos que se ven a menudo a la salida de las instituciones, eventos y edificios oficiales. Una foto sin fecha, que en su ficha original del archivo sólo aparece con la leyenda «Crisis: en la puerta de palacio» y el nº de negativo 117.301.

Crisis en la puerta de palacio. Foto © Alfonso Sánchez Portela (Archivo Fotográfico Alfonso), VEGAP, Madrid, 2014.

Crisis en la puerta de palacio.
Foto © Alfonso Sánchez Portela (Archivo Fotográfico Alfonso), VEGAP, Madrid, 2014.

Un jovencísimo José Demaría Vázquez «Campúa» en el centro de la foto (la sexta cámara por la izquierda) nos permite intuir la fecha y situar la foto en los inicios de su carrera, probablemente entre 1919 y 1923, como muy tarde. Tal vez la imagen corresponde a la crisis de gobierno que se produjo el 25 de febrero de 1920 cuando todo el gabinete dimitió en pleno. Otra posibilidad sería en marzo de 1921 tras el asesinato de Eduardo Dato o quizá con el golpe de estado de Miguel Primo de Rivera el 13 de septiembre de 1923.

Lo que sí documenta el archivo de el Estudio Alfonso son los fotógrafos que aparecen en la imagen, algunos de los principales reporteros de la época. De izquierda a derecha las cámaras pertenecen a: Domingo, Salazar, Contreras, Cortés, Del Río, Campúa (hijo), Orriós, Ortiz, Alfonsito y Pío.

Posa en la instantánea, por tanto, Alfonso Sánchez Portela «Alfonsito», hijo del fotógrafo Alfonso Sánchez García quien pudo entonces haber tomado la fotografía, de no haberlo hecho alguno de los colaboradores de su estudio.

Alfonso padre había cubierto, junto con José Demaría López, «Campúa» padre, la información gráfica de la guerra de África a principios del siglo XX y ambos fueron pioneros del reportaje fotográfico en España. Tal y como les describía Francisco Serrano Anguita en el artículo «Reporterismo gráfico» publicado en el diario Madrid el 4 de noviembre de 1953 (citado por la tesis «La documentación fotográfica en España. Revista La Esfera (1914-1920)» de Juan Miguel Sánchez Vigil):

«Y así llegamos a los dos maestros de la época: Alfonso y Campúa. Tenaces adversarios y fraternales amigos, se encontraban en todas partes y era muy difícil que se ganasen la pelea (…) Uno y otro aparecían donde quiera que hubiese un hecho transcendental, un episodio emocionante o un lance pintoresco. Recorrieron España en múltiples viajes y cuando fue menester batallaron en África, porque lo mismo empuñaron el fusil que hacían clisés para El Heraldo o Nuevo Mundo».

Logotipo del estudio Alfonso

Logotipo del estudio Alfonso

Esa manera de ser grandes amigos y grandes adversarios que tuvieron Alfonso padre y Campúa padre se trasladó de igual forma a sus hijos, Alfonsito y Pepe, quienes también cubrieron la guerra de Marruecos en los años 20 y fueron rivales durante muchos años para conseguir la mejor instantánea de la actualidad política o social. Algunas fuentes afirman que, incluso, Alfonso Sánchez Portela pudo ir a Las Hurdes a intentar fotografiar al rey Alfonso XIII durante su visita oficial, en la que José Demaría Vázquez «Campúa» había sido elegido por sorteo como el único reportero que cubriría el viaje en representando al resto de sus compañeros.

Años más tarde, cuando Pepe Campúa amplió su actividad profesional y se convirtió en empresario cinematográfico, Alfonso también le retrataría en 1935 en el cine Madrid-París, en esta imagen que recogimos anteriormente en esta misma sección del blog. Esa sería otra de tantas veces que posaría para él.

Ambos cubrieron también la Guerra Civil española y, al final de la misma, corrieron distinta suerte. Tal y como explica Francisco Carpio en la biografía de Alfonso Sánchez Portela, publicada en el libro «Héroes sin armas»:

La paz no le traerá precisamente buenos presagios. Junto a los demás miembros de la familia será depurado, se le retira el carnet de prensa y se le permite únicamente trabajar como retratista. Es entonces cuando se dedica intensamente a esa actividad en el estudio familiar, logrando una gran reputación.

Campúa y Gyenes, compañeros y amigos

El fotógrafo de origen húngaro Juan Gyenes trabajó en Madrid junto a José Demaría Vázquez «Campúa» entre 1941 y 1947, hasta que fundó su propio estudio en el que se convertiría en uno de los fotógrafos más destacados de la época.

Durante el tiempo que Gyenes trabajó en el estudio éste se encontraba en la Avenida de José Antonio nº 32, actual Gran Vía. Allí se hicieron juntos una pequeña sesión espontánea de la que se ve la complicidad y el compañerismo que unió a ambos fotógrafos. Las imágenes no están fechadas, pero por el tipo de material corresponden muy probablemente al inicio de los años 40.

Juan Gyenes y Pepe Campúa en el estudio de la Avenida de José Antonio

Juan Gyenes y Pepe Campúa en el estudio de la Avenida de José Antonio (actual Gran Vía) en Madrid

La foto que acompañaba en el archivo a esta imagen permite suponer que Juan Gyenes hizo a Pepe Campúa este retrato junto a su cámara, pese a que no está firmado y a que el negativo forma parte del archivo de Campúa

La foto que acompañaba en el archivo a esta imagen permite suponer que Juan Gyenes hizo a Pepe Campúa este retrato junto a su cámara, pese a que no está firmado y a que el negativo forma parte del acervo de Campúa

Juan Gyenes retrataría en otras ocasiones a Pepe Campúa y ambos compartirían experiencias y exposiciones, como ésta celebrada en el Hotel Palace marzo de 1947 de la cual el No-Do nº 223 B daba cuenta (a partir del minuto 6’00»).

No-Do exposición de Campúa 1947

Pepe Campúa visto por Joana Biarnés

La fotógrafa catalana Joana Biarnés (Terrasa, 1935) es una de las grandes pioneras del reporterismo gráfico español, como mujer en un mundo, hasta el momento, reservado a los hombres. José Demaría Vázquez «Campúa» y ella coincidieron a menudo, desde los primeros viajes que realizó a Madrid desde Terrasa Biarnés -a quien entonces llamaban Juanita en la capital- en los años 50, con el objetivo de cubrir distintos eventos y actos deportivos. Para poder enviar con mayor rapidez las fotos a los diarios, Juanita a veces revelaba sus carretes en el estudio de Campúa, situado en aquel entonces en la calle Bárbara de Braganza.

La trayectoria profesional de Joana estuvo marcada por dos grandes hechos históricos. Por un lado las inundaciones del Vallès de 1962, la mayor tragedia natural sufrida en territorio español, que se saldó con cerca de un millar de personas muertas. Un desastre que fue retratado de manera única por la cámara de esta fotógrafa y de su padre. La otra noticia que marcaría su carrera fue la visita a España en 1965 de Los Beatles, cuando les hizo una prolongada sesión fotográfica en la habitación que ocupaba el grupo el Hotel Avenida Palace de Barcelona.

En 1962 comenzó a trabajar en el diario Pueblo, primero desde Barcelona y luego instalándose en Madrid, donde continuó forjando la amistad y el compañerismo con Pepe Campúa. Joana Biarnés fue la autora de este retrato, que se conserva entre los recuerdos de la fotógrafa y que ha querido compartir con nosotras.

Joana Biarnés realizó a José Demaría Vázquez "Campúa" este retrato, que él consideró como el mejor que le habían hecho en su vida

Joana Biarnés realizó a José Demaría Vázquez «Campúa» este retrato, que él consideró como el mejor que le habían hecho en su vida

Una fotografía que el propio Campúa le dedicó con estas palabras:

«A la estupenda Juanita Biarnés, artista de la fotografía, que tan maravillosamente ha sabido captar esta foto mía, la mejor que poseo. Con afecto y admiración de su compañero y amigo, José Campúa. Madrid»

El retrato apareció en Pueblo en 1963, sin la firma de la autora, en una serie de tres reportajes titulada «Campúa cuenta su vida», escrita por Marino Gómez-Santos. También sirvió como ilustración de fondo para una entrevista que le realizaron a José Demaría Vázquez «Campúa» en TVE años más tarde.

Serie de tras artículos de Marino Gómez-Santos sobre la vida de Campúa, con fotografía de Joana Biarnés

Serie de tras artículos de Marino Gómez-Santos sobre la vida de Campúa, publicados en el diario Pueblo con la fotografía de Joana Biarnés

Este post no habría sido posible sin la ayuda de Laura Terré, que nos facilitó descubrir y conocer la apasionante trayectoria de Joana Biarnés.

Campúa visto por el caricaturista Dávila

Otro de los caricaturistas que retrató a José Demaría Vázquez «Campúa» fue José Luis Dávila, periodista y dibujante que desarrolló su labor ya desde los años 40 y que colaboró en los años 60 y 70 en publicaciones como La Codorniz y el diario Ya. Dibujó frecuentemente escenas taurinas y es autor del capítulo El humorismo gráfico en los toros en el tomo VII del tratado técnico-histórico de José María Cossio sobre las relaciones de la fiesta de los toros con las otras artes. Activo hasta los años 80, José Luis Dávila dibujó también viñetas sobre actualidad deportiva y social.

Esta caricatura, realizada a bolígrafo en 1962 muestra a un Pepe Campúa algo más mayor que en dibujos anteriores, con el paso de los años pero siempre con la gran nariz que era uno de sus rasgos más característicos.

Dibujo original de Dávila en el que retrata al fotógrafo Pepe Campúa

Dibujo original de Dávila en el que retrata al fotógrafo Pepe Campúa

Campúa visto por el dibujante Manuel Bayo

Firma de Manuel Bayo MarínEl dibujante aragonés Manuel Bayo Marín fue también uno de los caricaturistas de la época que retrató a José Demaría Vázquez «Campúa». Posiblemente fue realizada entre 1933, fecha en la que el artista llegó a Madrid, y 1936 con el estallido de la guerra civil. Fue en esos años cuando Bayo realizó un trabajo más intenso como caricaturista de los círculos artísticos madrileños, retratando a las estrellas del momento con dibujos que se publicarían en revistas como Crónica, Cinegramas y Mundo gráfico. Previamente, antes de salir de Aragón, había trabajado en en el Heraldo como viñetista y después de la guerra su trabajo se orientaría hacia el dibujo publicitario trabajando, además, como diseñador comercial en Industrias del Cartonaje y realizando colaboraciones puntuales con diarios y revistas aragonesas.

Desconocemos, por el momento, los detalles de dónde y cuando fue realizado este retrato de Campúa, ya que no está fechado y tampoco hemos encontrado ninguna publicación del mismo ni referencia a esta obra en hemeroteca. Esto hace pensar que quizá fue un encargo privado o un regalo dada la vinculación de la familia Campúa con Mundo Gráfico una de las publicaciones con las que colaboraba asiduamente Bayo.

José Demaría Vázquez “Campúa” retratado en los años 30 por el dibujante Manuel Bayo Marín

José Demaría Vázquez “Campúa” retratado en los años 30 por el dibujante Manuel Bayo Marín

El uso de la geometría, las tramas de tinta y el contraste de luces y sombras caracterizaron sus obras, que fueron objeto de una exposición retrospectiva en Zaragoza en 2004 y del libro «Bayo Marín, entre luces y sombras», publicado en 2010 por el pintor aragonés Eduardo Laborda.

Campúa retratado por el dibujante Manuel Alonso Moyano

Traemos a esta sección de «Campúa visto por otros» esta caricatura de José Demaría Vázquez «Campúa» realizada por el dibujante sevillano Manuel Alonso Moyano «Manolo», que colaboró a principios del siglo XX en el semanario Don Cecilio.

Caricatura de Campúa, fechada en agosto de 1042, realizada por Manuel Alonso Moyano

Caricatura de Campúa, fechada en Madrid en agosto de 1942, realizada por Manuel Alonso Moyano

El año en que este dibujo fue realizado -1942- fue difícil para Pepe Campúa ya que, según los documentos conservados en el Centro Documental de la Memoria Histórica, en esa época fue sido juzgado y condenado por el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo que ordenó su encarcelamiento en la Cárcel de Porlier a principios del mes de julio. Allí se dice que permaneció durante al menos tres meses y medio, acusado de haber pertenecido a una logia masónica, por lo que este dibujo habría sido realizado durante dicho periodo de privación de libertad.

Desconocemos las circunstancias en las que el dibujante lo llevó a cabo. Quizá a partir de una fotografía,  quizá durante una visita a prisión o tal vez por encontrarse el propio autor de  la caricatura encarcelado… No se han encontrado todavía documentos que permitan saber cómo Alonso Moyano, «Manolo», realizó este magistral retrato en el que el fotógrafo, paradójicamente, esboza media sonrisa y tiene un semblante tranquilo. Sea como fuere, Campúa guardaría el dibujo de «Manolo» entre sus recuerdos personales durante toda la vida.

Pepe Campúa y su relación con la familia Sorolla

Campúa padre, José L. Demaría López, coincidió a menudo con el pintor Joaquín Sorolla en el ambiente cultural de la época. De hecho le retrató en alguna ocasión, como la fotografía del maestro valenciano pintando al Rey Alfonso XIII en La Granja (1907), que se conserva en la colección del Museo Sorolla con el nº de inventario 80076.

Campua padre retrató en 1907 a Sorolla mientras retrataba a Alfonso XIII con uniforme de húsar. A la izquierda el cuadro de Sorolla y a la derecha la fotografía de José L. Demaría López "Campúa"

Campua padre retrató en 1907 a Sorolla mientras retrataba a Alfonso XIII con uniforme de húsar.
A la izquierda el cuadro de Sorolla y a la derecha la fotografía de José L. Demaría López «Campúa»

Sin embargo, la relación más estrecha fue la que mantuvo Campúa hijo con el pintor y su familia. Pepe Campúa era amigo de Joaquín Sorolla hijo, Joaquinito, pero el encuentro se produce más tarde cuando el fotógrafo apenas llegaba a los 20 años. Así lo narraba el propio reportero gráfico en el artículo «Campúa cuenta su vida» de Marino Gómez Santos, publicado en el diario Pueblo el 18 de junio de 1963:

Bueno, es que yo quise ser pintor. Esa es otra historia. Yo era amigo de su hijo Joaquinito, y cuando vino la artista Esperanza Iris a Madrid, que era muy amiga de la familia Sorolla, fui a hacerle a esta artista un reportaje al teatro de la Zarzuela y allí me presentaron al maestro. «A mí me gusta mucho la pintura y me agradaría ser pintor», le dije. Entonces, ni corto ni perezoso, le tracé unas líneas en un papel. «Bueno, bueno, vete a casa y ya veremos, che», me dijo don Joaquín.

Campúa frecuentó el estudio de Sorolla y allí comenzó sus experiencias, pero pronto se dio cuenta de que con los pinceles nunca haría carrera y desistió.
– Don Joaquín me apreciaba mucho, yo estaba allí todos los días, me quedaba, incluso, a comer, porque me quería mucho, pero un día recomendó: «Mira, Pepito, tú sigues con la fotografía; trae, si quieres, a las artistas, y aprovechas el jardín para hacer tus retratos, si quieres». A Campúa el consejo le pareció muy acertado, y así lo hizo.

Por tanto, la breve trayectoria de Pepe Campúa en el ámbito de la pintura se llevó a cabo en el estudio de Sorolla padre, no en el de Sorolla hijo como se ha mencionado en ocasiones sin citar una fuente documental. Y así, a principios de los años 20 el fotógrafo frecuentó el estudio del pintor y en él realizó reportajes con actores y actrices de la época como el de «La eterna comedieta: Colombina y Arlequín», publicado en La Esfera el 19 de junio de 1920.

Campúa haría una de las últimas fotografías del pintor, junto a su mujer Clotilde, cuando la enfermedad de Sorolla ya estaba muy avanzada. Esta fotografía se publicó en el nº 615 de Mundo Gráfico, pocos días después de la desaparición del artista.

El pie de foto original de Mundo Gráfico decía: El ilustre pintor D. Joaquín Sorolla, con su esposa, en su hotelito de Cercedilla, pocos días antes de su fallecimiento ocurrido el día 10 del actual.

El pie de foto original de Mundo Gráfico decía: El ilustre pintor D. Joaquín Sorolla, con su esposa, en su hotelito de Cercedilla, pocos días antes de su fallecimiento ocurrido el día 10 del actual.

Y Campúa también retrató unas escenas del cortejo fúnebre del artista valenciano, del que él mismo formó parte cargando el ataúd de su admirado amigo, durante un fragmento del trayecto al entierro de su cuerpo en Valencia.

Positivado de época de una foto anónima en la que aparece Pepe Campúa -el segundo a la izquierda- cargando con el féretro de su amigo y maestro, el pintor Joaquín Sorolla.

Positivado de época de una foto anónima en la que aparece Pepe Campúa -el segundo a la izquierda- cargando con el féretro de su amigo y maestro, el pintor Joaquín Sorolla.

Fotografía de Pepe Campúa publicada en Mundo Gráfico de la comitiva fúnebre de Sorolla a su llegada a Valencia. El pie original dice: "El pueblo valenciano acompañando en imponente manifestación de duelo el cadáver del gran artista al llegar a la capital para ser entregado en el panteón de la familia. Momento de pasar la comitiva por la calle que tiene el nombre del ilustre pintor.

Fotografía de Pepe Campúa publicada en Mundo Gráfico de la comitiva fúnebre de Sorolla a su llegada a Valencia.
El pie original dice: «El pueblo valenciano acompañando en imponente manifestación de duelo el cadáver del gran artista al llegar a la capital para ser entregado en el panteón de la familia. Momento de pasar la comitiva por la calle que tiene el nombre del ilustre pintor.

La relación entre ambas familias siguió, Joaquín Sorolla hijo fue testigo en la boda del fotógrafo y estuvieron muy unidos. Tal y como sigue relatando Campúa en la entrevista de Marino Gómez Santos:

Entonces siguió su amistad con el hijo del pintor, y con él hizo su primer viaje a los Estados Unidos, cuando se colocó la obra de Sorolla en la Hispanic Society, de  Nueva York.

– Le ayudé con la colocación de los cuadros y de los retratos del doctor Marañón, Baroja, Concha Espina… Luego, cuando fui en viaje oficial con Martín Artajo, volví a ver aquellos magníficos cuadros, cuya colocación es obra mía, y me alegré íntimamente.

Fruto de esta amistad destaca el retrato a carboncillo atribuido al hijo de Joaquín Sorolla que Pepe Campúa conservó durante décadas colgado en la pared de su estudio y con el que concluimos este artículo, que por su contenido de peso en la vida del fotógrafo incluimos tanto en la categoría de «Biografía» como en la de «Campúa visto por otros».

Reproducción de un retrato a carboncillo de José Demaría Vázquez "Campúa" atribuido al hijo de Joaquín Sorolla.

Reproducción de un retrato a carboncillo de José Demaría Vázquez «Campúa» atribuido al hijo de Joaquín Sorolla.