Campúa visto por el caricaturista Dávila

Otro de los caricaturistas que retrató a José Demaría Vázquez «Campúa» fue José Luis Dávila, periodista y dibujante que desarrolló su labor ya desde los años 40 y que colaboró en los años 60 y 70 en publicaciones como La Codorniz y el diario Ya. Dibujó frecuentemente escenas taurinas y es autor del capítulo El humorismo gráfico en los toros en el tomo VII del tratado técnico-histórico de José María Cossio sobre las relaciones de la fiesta de los toros con las otras artes. Activo hasta los años 80, José Luis Dávila dibujó también viñetas sobre actualidad deportiva y social.

Esta caricatura, realizada a bolígrafo en 1962 muestra a un Pepe Campúa algo más mayor que en dibujos anteriores, con el paso de los años pero siempre con la gran nariz que era uno de sus rasgos más característicos.

Dibujo original de Dávila en el que retrata al fotógrafo Pepe Campúa

Dibujo original de Dávila en el que retrata al fotógrafo Pepe Campúa

El Madrid de Pepe Campúa

Pese a que sus orígenes estaban en Jerez de la Frontera -por parte de padre- y en Sevilla -por parte de madre-, José Demaría Vázquez «Campúa» siempre estuvo estrechamente ligado a la ciudad de Madrid.

Su primer estudio, durante los años cuarenta, lo tuvo en la calle más emblemática de la capital, la Gran Vía, que en aquel entonces se llamaba Avenida de José Antonio. Vivió en el barrio de Salamanca, en las calles de Velázquez, Hermosilla, Serrano y Diego de León en distintos periodos de su vida. Después de la guerra también tuvo residencia en la calle Orfila y en Conde de Aranda. Le encantaba ir al Parque del Retiro y tuvo casa también en el Paseo de Rosales, en la Glorieta de Ruiz de Alda (actual Glorieta de López de Hoyos) e incluso unos años vivió en un apartamento adosado a su propio estudio, el segundo que tendría, situado en Bárbara de Braganza, al lado del Paseo de la Castellana. Y sus últimos meses los pasaría en casa de su hija Esther, en el barrio de Argüelles.

Madrid fue el punto de partida de la mayoría de sus numerosos viajes pero, sobre todo, Madrid fue el lugar donde hacer reportajes callejeros, buscar escenas y sucesos que recoger con su cámara. A sus calles salía a fotografiar las nevadas, las lluvias, los acontecimientos y las gentes con su cámara de 35 mm pero también en ocasiones con máquinas de gran formato. A continuación recogemos una selección de dichos reportajes que, en su mayoría, fueron publicados en los años 50 en el diario Informaciones, con el que Pepe Campúa colaboraba en aquella época.

Restricciones de agua en Madrid, 15 de diciembre de 1950

Restricciones de agua en Madrid, 15 de diciembre de 1950

Cargando una cesta de Navidad, reportaje sobre puestos navideños, 19 de diciembre de 1951

Cargando una cesta de Navidad cuesta arriba en calle Infantas con Plaza del Rey, reportaje sobre puestos navideños, 19 de diciembre de 1951

Inauguración del tranvía entre Ventas y Pueblo Nuevo,  28 de diciembre de 1951

Inauguración del tranvía entre Ventas y Pueblo Nuevo, 28 de diciembre de 1951

Estas fotos, publicadas en su mayoría en Informaciones, nunca fueron positivadas para otro uso, con lo cual solo vieron la luz en su época reproducidas con la calidad limitada que permitía la prensa diaria de aquel entonces. Por tanto, se publican en este blog por primera en su definición y calidad real. Un ejemplo de cómo eran publicadas aquella época puede comprobarse en el siguiente artículo que, como era habitual en su rutina de trabajo, Pepe Campúa guardó recortado junto con el negativo de la fotografía en su archivo fotográfico.

Noticia de la inauguración del tranvía Ventas-Pueblo Nuevo, publicada en Informaciones en diciembre de 1951 con fotografía de Campúa

Noticia de la inauguración del tranvía Ventas-Pueblo Nuevo, publicada en Informaciones en diciembre de 1951 con fotografía de Campúa

Dos fotógrafos y un rey: los Campúa y Alfonso XIII

La trayectoria de los fotógrafos Campúa, padre e hijo, está unida a la vida de Alfonso XIII de Borbón, casi desde su nacimiento hasta su muerte.

Campúa padre, como reportero de Nuevo Mundo, muy pronto comenzó a seguir la actividad de Alfonso XIII por toda España y poco a poco fueron forjando una relación de amistad personal. Le acompañó en 1909 por tierras andaluzas y en sus visitas a distintas ciudades de Europa. Cuando su carrera se centró más en el mundo del cine y del espectáculo como empresario, sería Campúa hijo quien tomaría el relevo como fotógrafo frecuente del rey.

La primera experiencia intensa de José Demaría Vázquez «Campúa» junto al monarca fue el viaje a Las Hurdes en el que Pepe Campúa fue el único reportero gráfico que acompañó a Alfonso XIII en 1922 gracias a un sorteo en el que fue agraciado. Desde entonces las fotos se sucederían en actos oficiales, escenas familiares y viajes, hasta el punto de que en una entrevista publicada en el Diario de Barcelona  el 16 de noviembre de 1952 el periodista Del Arco le preguntó al fotógrafo:

¿Cuál es la figura que más veces has retratado?
Don Alfonso XIII primero y, ahora, casi alcanzándole, al General Franco.

Serían innumerables, por tanto, las imágenes que podrían ilustrar este post. Fotos que se publicaron en páginas y páginas de Mundo Gráfico, La Esfera, los diarios de la época… Poco a poco las estamos recopilando para crear una galería más amplia de imágenes, pero hemos querido elegir -para empezar- dos instantáneas representativas de cómo, desde el principio hasta el final de la vida de Alfonso XIII, la saga de los Campúa acompañó al monarca en su trayectoria. Dos positivados que, además, Pepe Campúa guardaría entre sus recuerdos personales hasta el final de su vida.

Alfonso XIII niño a caballo, retratado por Jose Demaría López, Campúa padre

Positivado de época de Alfonso XIII niño a caballo, retratado por Jose L. Demaría López, Campúa padre

Positivado de época de AlfonsoXIII retratado en su madurez por José Demaría Vázquez, Campúa hijo

Positivado de época de AlfonsoXIII retratado en su madurez por José Demaría Vázquez, Campúa hijo

Amparo Rivelles, una leyenda de las artes escénicas, fotografiada por Pepe Campúa

El pasado jueves falleció una de las grandes leyendas del cine, la televisión y el teatro español: Amparo Rivelles. A lo largo de su vida participó en decenas de obras de teatro y películas, desde finales de los años 30 cuando tenía apenas 15 años. A mediados de los años 50 se trasladó a América Latina, primero para trabajar en la televisión cubana y después para establecer su residencia durante veinte años en México, donde sobre todo destacó como actriz de telenovelas. Su regreso a España se produjo en 1979 con la obra «Salvar a los delfines», de Santiago Moncada, siendo ya considerada una de las actrices más prestigiosas del panorama español. Recibió en 1986 el primer Goya a la Mejor interpretación femenina protagonista por la película «Hay que deshacer la casa».

En los años 40, cuando se la conocía como Amparito Rivelles, no faltó a la cita que en aquella época era imprescindible para las artistas en Madrid: el estudio de José Demaría Vázquez «Campúa» que entonces se encontraba en el número 32 la Avenida de José Antonio (Gran Vía). El fotógrafo la retrató en diversas ocasiones y con distintos peinados y estilos, según la moda de la época. En la galería de imágenes a continuación pueden verse algunos de esos retratos de la entonces joven diva, retratada en toda su belleza por Pepe Campúa.

El viaje de Campúa a Cuba y su encuentro con Ernest Hemingway

Artículo publicado en La Vanguardia el 18 de noviembre de 1954 dando noticia del viaje de Campúa a Cuba.

Artículo publicado en La Vanguardia el 18 de noviembre de 1954 dando noticia del viaje de Campúa a Cuba.

En noviembre de 1954 José Demaría Vázquez «Campúa» viajó a Cuba con motivo del I Congreso Internacional de Fotógrafos de Prensa, como presidente de la Asociación de Informadores Gráficos de España.

Ya desde entonces Pepe Campúa estaba desarrollando una intensa labor de fomento y defensa de la profesión del reporterismo gráfico, así como de protección de la propiedad intelectual y el trabajo de los fotógrafos. Esa sería una línea de militancia que mantendría durante el resto de su carrera. El viaje a Cuba fue muy determinante en este sentido y duró desde el 17 de noviembre hasta el domingo 5 diciembre de 1954.

Durante dicho viaje a La Habana, Campúa vivió uno de los momentos que luego recordaría entre los más memorables de su trayectoria, el encuentro con el escritor Ernest Hemingway. Durante toda su vida el fotógrafo conservaría entre sus recuerdos estas fotos del momento en que conoció al autor estadounidense que, además, ese mismo año había recibido el premio Nobel de Literatura y ya estaba afincado desde años antes en la capital cubana.

El encuentro de Ernest Hemingway con los fotógrafos que acudieron al Congreso Internacional en La Habana. Pepe Campúa, en el lado derecho de la fotografía, con su periódico en el bolsillo, esperaba a saludar al escritor.

El encuentro de Ernest Hemingway con los fotógrafos que acudieron al Congreso Internacional en La Habana. Pepe Campúa, en el lado derecho de la fotografía, con su periódico en el bolsillo, esperaba a saludar al escritor.

Reverso de la fotografía original que Pepe Campúa trajo de La Habana

Reverso de la fotografía original que Pepe Campúa trajo de La Habana, firmada por Barcino-Foto y fechada el 30 de noviembre de 1954

Pepe Campúa da la mano al gran escritor en el encuentro de Ernest Hemingway con los fotógrafos que acudieron al Congreso Internacional en La Habana

Pepe Campúa da la mano al gran escritor en el encuentro de Ernest Hemingway con los fotógrafos que acudieron al Congreso Internacional en La Habana

Reproducción de otra de las fotos del encuentro con Hemingway, que Campúa copió para su conservación en 1958. Se desconoce si esta imagen también es del estudio cubano Barcino Foto o de otro de los compañeros fotógrafos que asistieron al encuentro.

Reproducción de otra de las fotos del encuentro con Hemingway, que Campúa copió para su conservación en 1958. Se desconoce si esta imagen también es del estudio cubano Barcino-Foto o de otro de los compañeros fotógrafos que asistieron al encuentro ya que sólo se conserva el negativo de la reproducción.

Además, en el Congreso Internacional de los Informadores Gráficos, Campúa fue nombrado vicepresidente, como representación de la asociación española, de la Asociación congreso cuya presidencia recayó en Bert Emmanuel, entonces presidente de los periodistas gráficos estadounidenses. Así lo relató la crónica publicada en La Vanguardia al regreso del viaje, el 7 de diciembre de 1954 que informaba de que Campúa y Emmanuel también se reunieron con el entonces presidente de Cuba, Fulgencio Batista y Zaldívar. En la galería siguiente puedes ver algunas imágenes de cómo transcurrió aquel viaje.

Campúa visto por el dibujante Manuel Bayo

Firma de Manuel Bayo MarínEl dibujante aragonés Manuel Bayo Marín fue también uno de los caricaturistas de la época que retrató a José Demaría Vázquez «Campúa». Posiblemente fue realizada entre 1933, fecha en la que el artista llegó a Madrid, y 1936 con el estallido de la guerra civil. Fue en esos años cuando Bayo realizó un trabajo más intenso como caricaturista de los círculos artísticos madrileños, retratando a las estrellas del momento con dibujos que se publicarían en revistas como Crónica, Cinegramas y Mundo gráfico. Previamente, antes de salir de Aragón, había trabajado en en el Heraldo como viñetista y después de la guerra su trabajo se orientaría hacia el dibujo publicitario trabajando, además, como diseñador comercial en Industrias del Cartonaje y realizando colaboraciones puntuales con diarios y revistas aragonesas.

Desconocemos, por el momento, los detalles de dónde y cuando fue realizado este retrato de Campúa, ya que no está fechado y tampoco hemos encontrado ninguna publicación del mismo ni referencia a esta obra en hemeroteca. Esto hace pensar que quizá fue un encargo privado o un regalo dada la vinculación de la familia Campúa con Mundo Gráfico una de las publicaciones con las que colaboraba asiduamente Bayo.

José Demaría Vázquez “Campúa” retratado en los años 30 por el dibujante Manuel Bayo Marín

José Demaría Vázquez “Campúa” retratado en los años 30 por el dibujante Manuel Bayo Marín

El uso de la geometría, las tramas de tinta y el contraste de luces y sombras caracterizaron sus obras, que fueron objeto de una exposición retrospectiva en Zaragoza en 2004 y del libro «Bayo Marín, entre luces y sombras», publicado en 2010 por el pintor aragonés Eduardo Laborda.