En noviembre de 1923 José Demaría Vázquez «Campúa» realizó la primera cobertura internacional de un viaje oficial de la que se tiene constancia en su carrera. El joven fotógrafo, con tan solo 23 años, ya había estado en la guerra de Marruecos y había retratado a Alfonso XIII en numerosos actos y viajes, como el realizado a Las Hurdes en 1922. Después de aquel viaje tuvo que viajar a Suiza para reponerse, por su delicada salud pulmonar que se había deteriorado por las duras condiciones hurdanas. Sin embargo en junio de 1923 ya estaba de vuelta en Madrid para reincorporarse al trabajo como fotógrafo en las publicaciones de Prensa Gráfica Española.
Ese año, entre el 19 y el 28 de noviembre los reyes de España, Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battemberg emprendieron junto al general Miguel Primo de Rivera un viaje a Italia para encontrarse con Víctor Manuel III y su esposa Elena de Montenegro, así como con Benito Mussolini que llevaba poco más de un año como presidente del Consejo de Ministros del gobierno italiano.

Fotografía de Campúa publicada en La Esfera el 1 de diciembre de 1923 con el siguiente pie:
SS. MM. los Reyes de Italia y España, el Príncipe heredero y
Mussolini y Primo de Rivera en las maniobras militares de los señores Centocelle.
Varios periodistas y fotógrafos -además de Campúa consta que al menos Marín, Duque, Vidal y Ortiz– fueron como enviados especiales en aquel viaje, a bordo del buque Jaime I, que salió de Valencia rumbo a Roma. De hecho, tal y como relató ABC en la crónica del viaje, la Asociación de la Prensa italiana celebró la noche del 19 de noviembre una recepción en honor a los periodistas españoles que habían acompañado al séquito real. Asistieron al acto numerosas personalidades del mundo del periodismo y la política […]. Se pronunciaron elocuentes brindis de confraternidad.
La revista de actualidad Nuevo Mundo daba el 30 de noviembre de 1923 la crónica completa del viaje ilustrada con numerosas fotos de Campúa:
Roma, Florencia, Nápoles. Las ciudades gloriosas de la vieja Italia han asistido vibrantes de entusiasmo al paso de los Reyes de España.
El viaje, por encima de las rigideces del protocolo y las exigencias de la etiqueta, ha tenido extrema valoración de que, durante él, el pueblo italiano ha demostrado cien veces sus simpatías hacia nuestros Reyes, poniendo en las recepciones oficiales ese calor cordial que da el contacto y el aplauso de las muchedumbres.
Durante varios días Italia y, sobre todo, la nueva Italia que con el fascismo resurge de las inquietudes y tenebrosidades de la postguerra, ha rendido a los Reyes de España un tributo de admiración, un entusiasta homenaje.

Alfonso XIII fotografiado por Campúa mientras colocaba una corona de laurel en la tumba del Soldado Desconocido.
Una de las visitas más destacadas por la prensa fue la de Alfonso XIII y Victoria Eugenia al Panteón, donde visitaron el sepulcro de Victor Manuel II y la tumba del Soldado Desconocido. Tal y como relataba en su crónica del viaje el periodista Rafael Sánchez Maza en ABC el 21 de noviembre de 1923:
Los Reyes de España depositaron una artística corona, que en los lazos, de los colores nacionales, lucía una inscripción con los nombres de Alfonso XIII y Victoria. Después, acompañados por el embajador español y por algunas personas de su séquito, los Soberanos marcharon a visitar la tumba del Soldado Desconocido, donde depositaron flores. El ramo de la Reina estaba formado por flores españolas y el del Rey era una guirnalda de laureles.

Doble página de La Esfera publicada el 1 de diciembre de 1923 con fotografías del viaje de Alfonso XIII a Roma realizadas por Campúa y Ortiz

Fotografía de Campúa publicada en La Esfera y Nuevo Mundo de la audiencia del papa Pío XI a los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia en el Vaticano en 1923.

Benito Mussolini retratado por José Demaría Vázquez «Campúa» durante el viaje de los reyes y Primo de Rivera a Italia
Los reyes visitaron, entre otros lugares, el palacio del Quirinal, las Termas de Caracalla, las ruinas de Pompeya, Nápoles y el Vaticano, donde fueron recibidos por el papa Pio XI. Hacía cuatro siglos que ningún rey español había viajado a Roma y el viaje era especialmente importante, además Alfonso XIII había querido visitar anteriormente al papa Benedicto XV en el Vaticano, pero las circunstancias internacionales se lo impidieron. Difícilmente podría imaginar el monarca que la capital italiana sería la ciudad en la que acabaría en 1941 sus días durante el exilio.
Además, el general Primo de Rivera acababa de instaurar una dictadura en España y se ha hecho una lectura de este viaje en clave de sintonía entre Mussolini y el general español. Lo que sin duda se puede afirmar es que el viaje contribuyó a mejorar las declaraciones bilaterales de ambos estados. Según el diario italiano La Stampa se había cumplido el deseo de que Italia fortaleciese las relaciones con aquellos estados cuyos intereses y orientaciones coinciden con los nacionales. El propio Primo de Rivera declaró: «El viaje de Sus Majestades marca la iniciación de una unión indisoluble entre los dos pueblos».
La visita concluyó el 28 de noviembre, noche en que los reyes y su séquito volvieron a embarcar rumbo a España, llegando primero al puerto de Palma de Mallorca y luego al de Barcelona.
Ya en Madrid, sin la premura de enviar las fotografías de actualidad de la visita oficial, José Demaría Vázquez «Campúa» aprovechó para sacar a la luz otras instantáneas del viaje como una magnífica vista del Coliseo que publicó La Esfera el 22 de diciembre de 1923:
Y, desde luego, otra parte destacable del trabajo de aquel viaje fueron las fotos aéreas que, desde un globo dirigible, el joven Campúa tomó de los monumentos clásicos romanos. El fotógrafo, que ya había demostrado su valentía al capturar imágenes desde cualquier medio de locomoción -aunque le valiera un accidente en la cobertura de la guerra de Marruecos-, mostraba ahora una visión de Roma muy poco acostumbrada para la época.

Doble página publicada en Nuevo Mundo el 21 de diciembre de 1923 con las fotos aéreas de Roma tomadas por Campúa desde el zepelín Hesperia
El artículo de Nuevo Mundo, titulado «Un vuelo sobre Roma», describía de esta manera el reportaje con fotos de Pepe Campúa:
Como recuerdos del reciente y triunfal viaje de nuestros monarcas a Roma, publicamos estas diversas fotografías de monumentos romanos vistos desde el dirigible «Hesperia». Contempladas así, desde las alturas, aquellas piedras venerables doradas por el sol de tantos siglos, parecen adquirir más imponente grandeza, destacadas sobre el montón de construcciones que a su alrededor se agrupan.
Un blog fantástico, con unas fotografías y textos maravillosos. Muy interesante!!!
¡Muchas gracias Karen!
Un placer saber que lo disfrutas.