Pepe Campúa, empresario cinematográfico

Pepe Campúa retratado como empresario cinematográfico en 1933, foto publicada en Mundo Gráfico.

Pepe Campúa retratado como empresario cinematográfico en diciembre de 1933. Fotografía publicada en Mundo Gráfico con motivo de un homenaje ofrecido al reportero y empresario.

Además de su trayectoria como reportero, José Demaría Vázquez «Campúa» desarrollo una intensa actividad como empresario cinematográfico, área en el que fue pionero en Madrid. Su padre José Demaría López ya había iniciado esta línea de trabajo, con diversos teatros y salas de espectáculos. Así, con menos de 20 años, recibió Pepe Campúa de su padre la dirección del cine Royalty, que estaba situado en la madrileña calle de Génova. Tal y como lo explicaba el fotógrafo en una entrevista publicada en diario Pueblo el 18 de junio de 1963:

«Me encargó a mí la dirección pues vio que tenía cierta disposición para ese tipo de negocio y él tenía que ocuparse del periódico. Me puso de sueldo cincuenta duros y con aquella ayuda pude comprarme mi primer coche, un Amílcar. […] En el cine Royalty conocí a Rafael Sánchez Mazas, que concurrió a las primeras sesiones de cine amateur que se dieron en Madrid».

Esa fue su primera experiencia en un sector que apasionaría al fotógrafo. Más tarde, tras una estancia de medio año en Suiza por motivos de salud debido al viaje que realizó con Alfonso XIII a Las Hurdes, a mediados de los años veinte José Mª Carretero, El Caballero Audaz, le presentó a unos empresarios que iban a fundar una productora de películas que se llamaría Renacimiento Film, de la que Pepe Campúa fue nombrado directorEmpezaba el cine sonoro y querían producir películas en español.

«La primera actuación de Imperio Argentina en el cine [sonoro] fue con un contrato que yo la firmé en Renacimiento Film. Yo la conocía de haberla visto trabajar en los teatros de mi padre. […] La película era una coproducción franco-alemana-española y se rodó en Berlín. Recuerdo que Imperio Argentina vivía en la pensión Latina». La película se tituló El profesor de mi mujer. «Tuvo un éxito regular, pero a nosotros nos costó muy barata, unas ciento cincuenta mil pesetas».

Tal y como explicaba el periodista Marino Gómez-Santos en la entrevista de diario Pueblo, en aquella empresa se desdobló la personalidad de José Campúa como un gran hombre de negocios cinematográficos. Compró para la compañía que presidía toda la producción de Walt Disney, introduciendo en España sus películas de dibujos.

«Me puse en contacto con la Columbia, para donde trabajaba este gran artista y por ciento cincuenta mil pesetas adquirí treinta películas de dibujos y otras treinta películas largas, con tres copias de cada una. […] ¿Pero puede creerse hoy que este material no tuvo aceptación? Los empresarios debieron tomarme por loco. Dijeron que era recargar el programa y que no les interesaba esta iniciativa mía. Tanto es así que me costó presentar la dimisión en Renacimiento Film y me quedé en la calle».

Exterior del cine Actualidades en 1933Fotografía sin autor reconocido extraída del número 5 (1933) de la revista Arquitectura, procedente de la Hemeroteca Municipal de Madrid.

Exterior del cine Actualidades en 1933
Fotografía sin autor reconocido extraída del número 5 (1933) de la revista Arquitectura, procedente de la Hemeroteca Municipal de Madrid.

Pero Campúa era amigo de la familia Stuick y un día hablando con el empresario taurino y de espectáculos Livinio Stuick le propuso el negocio de un cine de actualidades en Madrid, donde se proyectaran noticiarios y películas cortas.

«Don Livinio dijo que no le parecía mal la idea y nos pusimos a realizarla. Encontramos un local en la Gran Vía y formamos una sociedad integrada por Ulargui, el conde de Elda, Livinio Stuick y varios amigos más. Total, que hicimos en Madrid el primer cine de actualidades que se llamó así: Actualidades, con refrigeración y todo. Nos costó todo, con maquinaria de cine, butacas y demás, seiscientas cincuenta mil pesetas. El resto del capital lo invertimos en comprar películas».

Así, Campúa deja la máquina de fotos y comienza a hacer pequeños reportajes con la cámara de cine. Si se jugaba un partido de fútbol por la mañana o por la tarde, allí estaba Campúa con su cámara para registrarlo y que el público pudiera verlo en el cine por la noche. Igualmente hacía con las corridas de toros y con los acontecimientos más sobresalientes de la vida española. Llegó a hacer incluso un reportaje durante la Revolución obrera de Asturias en 1934 y las colas para ver aquellas películas de actualidad eran enormes.

Reseña sobre el programa del cine "Actualidades" en 1933, que destaca la labor de Pepe Campúa como pionero del uso de la imagen en movimiento en el reporterismo deportivo.

Reseña sobre el programa del cine «Actualidades» en 1933, que destaca la labor de Pepe Campúa como pionero del uso de la imagen en movimiento en el reporterismo deportivo.

«Se ganó mucho dinero, hasta el punto de que a mí me concedieron el diez por ciento de los beneficios, además de las mil quinientas pesetas de sueldo que tenía. En el primer ejercicio se ganó un millón quinientas mil pesetas, por tanto, tenían que darme ciento cincuenta mil; pero en el Consejo de Administración se armó por ello un gran escándalo. Menos mal que el señor Brandón, un francés que era el presidente, dijo que no sólo merecía esos beneficios sino que debían hacerme un gran regalo. Me regalaron un Ford de ocho cilindros y me pagaron el viaje para asistir, en Roma, a la boda del príncipe de Asturias, de la cual hice un reportaje que luego se pasaría en nuestro cine».

Recogemos a continuación algunos artículos publicados en la época con motivo de un homenaje que recibió José Demaría Vázquez «Campúa» en diciembre de 1933.

Fotonoticia del homenaje a Pepe Campúa como empresario cinematográfico en 1933.

Fotonoticia del homenaje a Pepe Campúa como empresario cinematográfico, publicado en el diario Nación en diciembre de 1933.

Crónica del homenaje a Pepe Campúa como empresario cinematográfico.

Perfil con motivo del homenaje a Pepe Campúa como empresario cinematográfico publicado en el diario Informaciones. El artículo señala cómo aprendió «no solamente las necesidades de una cabina para mejor orientar las características del negocio, sino también el corte y montaje de películas con arreglo a los gustos del público»

Más tarde, en 1935, se lanzaría a otra aventura abriendo la sala de proyecciones Madrid-París -en el nº 32 de la Gran Vía, donde habían estado ubicados los almacenes Madrid-París y, actualmente, se encuentra la sede del Grupo Prisa- de cuya inauguración daba cuenta el diario La Libertad el 20 de abril de 1935.

Entrada del cine Madrid-París, inaugurado en la Gran Vía madrileña en 1935. Fotografía de autor desconocido, publicada en la revista Nuevas Formas, depositada en la Hemeroteca Municipal de Madrid.

Entrada del cine Madrid-París, inaugurado en la Gran Vía madrileña en 1935. Fotografía de autor desconocido, publicada en la revista Nuevas Formas, depositada en la Hemeroteca Municipal de Madrid.

Bajo la dirección de Campúa se ha construido en Madrid-París una gran sala de proyecciones obra del insigne arquitecto Teodoro Anasagasti. El nuevo local es amplio, sencillo y elegante y está dotado de moderno confort y de instalaciones de calefacción y de refrigeración que permitirán su funcionamiento durante todo el año. Su pantalla, extensible, hace posible la proyección a gran tamaño y sus equipos sonoros son de lo más perfecto de la técnica actual. […] La diferencia con los demás locales estará en que Madrid-París proyectará su programa en sesión continua sin descanso alguno y comenzará a las once de la mañana.
Para la sesión inaugural Campúa ha elegido un maravilloso dibujo en colores y la grandiosa y espectacular revista «Música y mujeres», llamada la revista de las elegancias.

Su trabajo, cámara de cine en mano, era reconocido por la prensa de la época, con referencias como la siguiente publicada en El Heraldo de Madrid el 26 de febrero de 1936, sobre la programación del cine Actualidades:

El Éclair Journal recoge los sucesos más importantes de la semana, dedicando a Madrid buena parte del espacio para que el popular reportero Pepito Campúa haya lucido una vez más sus habilidades de toma de vistas impresionando los acontecimientos más interesantes, entre los que destacan las elecciones de diputados a Cortes, la llegada del aviador Menéndez Peláez a barajas, el homenaje del pueblo madrileño a Pedro Rico y demás concejales al hacerse cargo de la Alcaldía, la crecida del «calumniado» Manzanares y, por último, los Carnavales en el paseo de la castellana, todo ello recogido con gran acierto.

Después de la guerra civil -durante la cual trabajó fundamentalmente con la cámara fotográfica- Pepe Campúa volvió a compaginar el reporterismo gráfico con el mundo del cine y fue empresario durante quince años del famoso cine del Palacio de la Prensa en la Gran Vía. Después construyó en Madrid los cines Palace, Ibiza, Argel y el Colisevm de Barcelona. Además, siguió experimentando prácticamente durante toda su vida, no solo con la máquina de fotos, sino también con la cámara de cine o el tomavistas.

(Para redactar e ilustrar este artículo ha sido muy valiosa la información de la web 100 años de Gran Vía
http://granvia.memoriademadrid.es/)

Algunas vivencias de José Demaría Vázquez «Campúa» durante la guerra civil española

Una de las etapas más intensas de la vida personal y profesional de Pepe Campúa fue la guerra civil española. Cuando estalla el conflicto, en 1936 el fotógrafo está en Madrid y recibe el primer golpe personal cuando, el día 20 de septiembre detienen a su padre y lo matan dos días después al sacarlo de la checa de Fomento.

Tal y como Pepe Campúa relata en la entrevista con Marino Gómez Santos, publicada en el diario Pueblo el 18 de junio de 1963 bajo el título “Campúa cuenta su vida”:

Ese mismo día mi vida peligraba también y me fui a la Embajada Argentina. Estaba de Encargado de Negocios Pérez Quesada, que era amigo mío. Me admitieron de verdadero milagro, porque la casa de la Embajada estaba llena de gente. Allí me encontré con Paco Casares, Benito Pico, los Urquijo, Gandarias, Blanquita Borbón…

En la primera expedición pudimos salir disfrazados de milicianos de la C.N.T., pues la Embajada Argentina había comprado uniformes a un tipo de la C.N.T., a condición de que se le pasara a él también.

Algunas de las personas que, junto con Pepe Campúa, se refugiaron en la Embajada de Argentina en Madrid durante la guerra civil

Algunas de las personas que, junto con Pepe Campúa, se refugiaron en la Embajada de Argentina en Madrid durante la guerra civil.
En el reverso de la imagen, el fotógrafo escribe: «Embajada Argentina en Madrid, noviembre 1936. Perseguidos por los rojos la Argentina los amparó» y los nombres del Marqués de Santa Cruz, el Ministro de la Monarquía Sr. Tormo, el Marqués de Santo Domingo y la Marquesa Viuda de Esquilache.

En la siguiente galería pueden verse algunas de las imágenes que captó Pepe Campúa durante aquellos días en la embajada:

Allí, en la embajada argentina, comenzó el largo recorrido que el reportero realizaría en los años de la guerra civil. Al llegar disfrazados a Alicante, donde ya no manda la C.N.T. sino las izquierdas republicanas, la expedición quedó confinada en un piso durante veinticuatro horas:

«Gracias a Pérez Quesada pudimos salir de allí, a las dos de la madrugada, para embarcar en el «Tucumán». Aquella tarde había embarcado también, vestido de marino, Serrano Suñer».

Aquel barco le llevó a la ciudad de Marsella y, desde allí, Pepe Campúa llega a la zona tomada por el bando nacional. Al entrar se encuentra con el periodista Victor de la Serna que le ayudó y le prestó dinero, puesto que el fotógrafo ya no tenía nada. Según narra en la entrevista de Pueblo:

«Yo llegaba materialmente sin cinco céntimos, entonces me indicó lo que procedía hacer para poder trabajar y me presentó a Vicente Gay, que era Director de la Delegación del Estado para Prensa y Propaganda».

En ese momento Campúa es nombrado Jefe de la Sección de Fotografías y Carteles. Le pusieron un coche e inició su recorrido por los frentes españoles, comenzando por el País Vasco, acompañado por Victor de la Serna y por el periodista de origen portorriqueño que se convertiría en el cronista de Franco, Víctor Ruiz Albéniz conocido como «Tebib Arrumi» (por los años que ejerció como doctor en Marruecos, ya que el seudónimo quiere decir doctor cristiano). Tal y como lo contó el fotógrafo, con la terminología habitual de la prensa de la época:

«A partir de 1937 yo he estado en la toma del Norte, en Extremadura, Levante, Cataluña… Hasta la Liberación, en todos los sitios. Me concedieron dos cruces rojas al Mérito Militar, la medalla de la Campaña, y el Caudillo, al poco tiempo, me concedió la medalla de Isabel la Católica».

Fue muchísimo el material fotográfico recogido por Campúa en dichos años en los que recorrió gran parte de España -ya que incluso consiguió un salvoconducto de la República Argentina para poder moverse por la zona republicana. Una selección de sus fotografías se expondrían en San Sebastián aún durante la contienda. Recogemos a continuación varias imágenes de distintos momentos de la guerra captados por el objetivo de Campúa o bien retratos del propio fotógrafo en distintos momentos de dicha época.

Campúa inició su recorrido por el País Vasco y allí captó innumerables imágenes, como esta de la camioneta del servicio de desinfección en Zarautz, Bilbao con Perico Chicote el 23 de junio de 1937

Campúa inició su recorrido por el País Vasco y allí captó innumerables imágenes, como esta de la camioneta del servicio de desinfección en Zarautz, Bilbao con Perico Chicote el 23 de junio de 1937

Pepe Campúa retrató en 1938 al comandante Vara del Rey junto con el avión "Satanás"

Pepe Campúa retrató en 1938 al comandante Vara del Rey junto con el avión «Satanás». La información de archivo no precisa el lugar donde fue tomada la fotografía.

Pepe Campúa en Benasque, mientras realizaba el reportaje del Frente del Pirineo en 1938

Pepe Campúa en Benasque, mientras realizaba el reportaje del Frente del Pirineo en 1938

Tras la toma de Vinaroz, Pepe Campúa retrata a Franco en el puerto de dicha ciudad valenciana en mayo de 1938

Tras la toma de Vinaroz, Pepe Campúa retrata a Franco en el puerto de dicha ciudad valenciana en mayo de 1938

Para realizar el trabajo de reportero de guerra unas veces hacía falta disfrazarse de sindicalista de la CNT y otras vestir el uniforme falangista. En esta imagen aparece Pepe Campúa a la izquierda en Badajoz en abril o mayo de 1937

Para realizar el trabajo de reportero de guerra unas veces hacía falta disfrazarse de sindicalista de la CNT y otras vestir el uniforme falangista. En esta imagen aparece Pepe Campúa a la izquierda en Badajoz en abril o mayo de 1937

Pepe Campúa y su relación con la familia Sorolla

Campúa padre, José L. Demaría López, coincidió a menudo con el pintor Joaquín Sorolla en el ambiente cultural de la época. De hecho le retrató en alguna ocasión, como la fotografía del maestro valenciano pintando al Rey Alfonso XIII en La Granja (1907), que se conserva en la colección del Museo Sorolla con el nº de inventario 80076.

Campua padre retrató en 1907 a Sorolla mientras retrataba a Alfonso XIII con uniforme de húsar. A la izquierda el cuadro de Sorolla y a la derecha la fotografía de José L. Demaría López "Campúa"

Campua padre retrató en 1907 a Sorolla mientras retrataba a Alfonso XIII con uniforme de húsar.
A la izquierda el cuadro de Sorolla y a la derecha la fotografía de José L. Demaría López «Campúa»

Sin embargo, la relación más estrecha fue la que mantuvo Campúa hijo con el pintor y su familia. Pepe Campúa era amigo de Joaquín Sorolla hijo, Joaquinito, pero el encuentro se produce más tarde cuando el fotógrafo apenas llegaba a los 20 años. Así lo narraba el propio reportero gráfico en el artículo «Campúa cuenta su vida» de Marino Gómez Santos, publicado en el diario Pueblo el 18 de junio de 1963:

Bueno, es que yo quise ser pintor. Esa es otra historia. Yo era amigo de su hijo Joaquinito, y cuando vino la artista Esperanza Iris a Madrid, que era muy amiga de la familia Sorolla, fui a hacerle a esta artista un reportaje al teatro de la Zarzuela y allí me presentaron al maestro. «A mí me gusta mucho la pintura y me agradaría ser pintor», le dije. Entonces, ni corto ni perezoso, le tracé unas líneas en un papel. «Bueno, bueno, vete a casa y ya veremos, che», me dijo don Joaquín.

Campúa frecuentó el estudio de Sorolla y allí comenzó sus experiencias, pero pronto se dio cuenta de que con los pinceles nunca haría carrera y desistió.
– Don Joaquín me apreciaba mucho, yo estaba allí todos los días, me quedaba, incluso, a comer, porque me quería mucho, pero un día recomendó: «Mira, Pepito, tú sigues con la fotografía; trae, si quieres, a las artistas, y aprovechas el jardín para hacer tus retratos, si quieres». A Campúa el consejo le pareció muy acertado, y así lo hizo.

Por tanto, la breve trayectoria de Pepe Campúa en el ámbito de la pintura se llevó a cabo en el estudio de Sorolla padre, no en el de Sorolla hijo como se ha mencionado en ocasiones sin citar una fuente documental. Y así, a principios de los años 20 el fotógrafo frecuentó el estudio del pintor y en él realizó reportajes con actores y actrices de la época como el de «La eterna comedieta: Colombina y Arlequín», publicado en La Esfera el 19 de junio de 1920.

Campúa haría una de las últimas fotografías del pintor, junto a su mujer Clotilde, cuando la enfermedad de Sorolla ya estaba muy avanzada. Esta fotografía se publicó en el nº 615 de Mundo Gráfico, pocos días después de la desaparición del artista.

El pie de foto original de Mundo Gráfico decía: El ilustre pintor D. Joaquín Sorolla, con su esposa, en su hotelito de Cercedilla, pocos días antes de su fallecimiento ocurrido el día 10 del actual.

El pie de foto original de Mundo Gráfico decía: El ilustre pintor D. Joaquín Sorolla, con su esposa, en su hotelito de Cercedilla, pocos días antes de su fallecimiento ocurrido el día 10 del actual.

Y Campúa también retrató unas escenas del cortejo fúnebre del artista valenciano, del que él mismo formó parte cargando el ataúd de su admirado amigo, durante un fragmento del trayecto al entierro de su cuerpo en Valencia.

Positivado de época de una foto anónima en la que aparece Pepe Campúa -el segundo a la izquierda- cargando con el féretro de su amigo y maestro, el pintor Joaquín Sorolla.

Positivado de época de una foto anónima en la que aparece Pepe Campúa -el segundo a la izquierda- cargando con el féretro de su amigo y maestro, el pintor Joaquín Sorolla.

Fotografía de Pepe Campúa publicada en Mundo Gráfico de la comitiva fúnebre de Sorolla a su llegada a Valencia. El pie original dice: "El pueblo valenciano acompañando en imponente manifestación de duelo el cadáver del gran artista al llegar a la capital para ser entregado en el panteón de la familia. Momento de pasar la comitiva por la calle que tiene el nombre del ilustre pintor.

Fotografía de Pepe Campúa publicada en Mundo Gráfico de la comitiva fúnebre de Sorolla a su llegada a Valencia.
El pie original dice: «El pueblo valenciano acompañando en imponente manifestación de duelo el cadáver del gran artista al llegar a la capital para ser entregado en el panteón de la familia. Momento de pasar la comitiva por la calle que tiene el nombre del ilustre pintor.

La relación entre ambas familias siguió, Joaquín Sorolla hijo fue testigo en la boda del fotógrafo y estuvieron muy unidos. Tal y como sigue relatando Campúa en la entrevista de Marino Gómez Santos:

Entonces siguió su amistad con el hijo del pintor, y con él hizo su primer viaje a los Estados Unidos, cuando se colocó la obra de Sorolla en la Hispanic Society, de  Nueva York.

– Le ayudé con la colocación de los cuadros y de los retratos del doctor Marañón, Baroja, Concha Espina… Luego, cuando fui en viaje oficial con Martín Artajo, volví a ver aquellos magníficos cuadros, cuya colocación es obra mía, y me alegré íntimamente.

Fruto de esta amistad destaca el retrato a carboncillo atribuido al hijo de Joaquín Sorolla que Pepe Campúa conservó durante décadas colgado en la pared de su estudio y con el que concluimos este artículo, que por su contenido de peso en la vida del fotógrafo incluimos tanto en la categoría de «Biografía» como en la de «Campúa visto por otros».

Reproducción de un retrato a carboncillo de José Demaría Vázquez "Campúa" atribuido al hijo de Joaquín Sorolla.

Reproducción de un retrato a carboncillo de José Demaría Vázquez «Campúa» atribuido al hijo de Joaquín Sorolla.

Campúa y sus cámaras

Durante toda su carrera a José Demaría Vázquez «Campúa» le apasionó experimentar con las novedades que iban surgiendo en el mundo de la fotografía. Tuvo cerca de 20 cámaras distintas, como puede apreciarse en la fotografía que aparece a continuación, pero también experimentó constantemente con las películas nuevas y los papeles fotográficos. Algunas de esas pruebas se conservan todavía entre su archivo.

José Demaría Vázquez "Campúa", rodeado de sus cámaras en su despacho de Bárbara de Braganza en el año

José Demaría Vázquez «Campúa», rodeado de sus cámaras en el despacho de su estudio,
situado en la calle Bárbara de Braganza (Madrid) el 18 de diciembre de 1964

Casi siempre trabajó en fotografía de medio y gran formato, primero con placas de vidrio y muchos años después en película. Una Leica y dos Rolleiflex eran los aparatos que utilizaba más frecuentemente, mientras que las cámaras de 35 mm quedaban reservadas para los reportajes de calle y eventos. Trabajó en color, revelando al principio en su propio estudio, pero pronto relegó este tipo de películas solo para encargos específicos y los revelaba en laboratorios externos.

¿Habría apostado por la fotografía digital? Responder a esa pregunta es solo hacer elucubraciones. Pero, a juzgar por su curiosidad innata y por su afán de experimentación, sin duda, la habría probado.

Origen de «Campúa», un seudónimo que marcó la historia de la fotografía española

El seudónimo «Campúa» comenzó a ser usado por el padre de Pepe Campúa, José L. Demaría López el iniciador de la saga. Tal y como narraba José Altabella en el artículo «Los grandes de la fotografía española: Campúa», publicado en ABC el 25 de enero de 1976.

El nombre que hizo célebre a los Campúa, grabado en el estuche de una de sus cámaras de fotos.

El nombre que hizo célebre a los Campúa, grabado en el estuche de una de sus cámaras de fotos junto a la ciudad de Madrid, a la que la familia Campúa está estrechamente vinculada.

«Creyó que sus apellidos no eran demasiado comerciales, en una época en que casi todos usaban seudónimos, y pensó elegir como sobrenombre el nombre de una ciudad cualquiera. Capua, por ejemplo, se dijo. En la imprenta donde encargó la propaganda se equivocaron y le interpolaron una eme a aquella ciudad, donde cuenta la leyenda que Aníbal se durmió en sus delicias. Aceptando el nuevo nombre que le brindaba la errata casual tipográfica, a partir de entonces empezó a firmar Campúa».

Ese error tipográfico, como pasa a menudo con las casualidades de la vida, crearía no solo un seudónimo, sino un nuevo nombre comercial, lo que hoy consideraríamos una «marca» y que se convirtió en uno de los nombres que marcarían la historia de la fotografía española y el fotoperiodismo del siglo XX.

Tarjeta del estudio de Campúa en Bárbara de Braganza, impresa probablemente en los años 50

Tarjeta del estudio de Campúa en Bárbara de Braganza, impresa probablemente en los años 50

Biografía del fotógrafo Pepe Campúa

ImagenJosé Demaría Vázquez, conocido como Pepe Campúa, fue un fotógrafo y empresario teatral y cinematográfico español nacido en Jerez de la Frontera en 1900 y fallecido en Madrid el 28 de febrero de 1975.

Es hijo del también fotógrafo José L. Demaría López «Campúa», del que hereda su nombre artístico. Nace en Jerez de la Frontera por deseo de su padre, volviendo éste a Madrid con el pequeño al poco tiempo.

Acabado sus estudios  en el Liceo decide que su vocación es la fotografía y el periodismo y con 19 años se independiza de sus padres y  crea la «Agencia Express».

Empieza a colaborar en diversos medios como El Fígaro, Prensa Gráfica, Mundo Gráfico y La Esfera, entre otros. En los años 1920, al igual que su padre, realiza importantes trabajos fotográficos durante las acciones bélicas desarrolladas en el norte de África, como la toma de Gurugú en 1921. En esos años viaja a diversos países  recogiendo imágenes de la actualidad política y social del momento tanto en fotografías como en cine.

Alcanzó gran prestigio cuando en 1922 fue el único reportero gráfico que acompañó a Alfonso XIII en su viaje a Las Hurdes. En esos años estuvo considerado entre los mejores reporteros gráficos españoles junto a Alfonso Sánchez PortelaJosé María Díaz Casariego y Luis Ramón Marín que estuvieron trabajando en equipo en la publicación Mundo Gráfico que dirigió su padre hasta su asesinato en 1936. Durante la guerra civil realizó gran cantidad de fotografías tanto en el frente como en la retaguardia. Sin embargo la mayoría de sus fotografías de guerra no se han podido contemplar expuestas hasta el siglo XXI, un ejemplo puede ser la exposición Lérida 1938. Fotografías de José Demaría Campúa realizada en 2008.

Acabada la contienda retoma con intensidad su actividad de empresario teatral y de cine, terreno en el que ayudará a iniciar la carrera de reconocidos artistas del espectáculo, pero sin abandonar su estudio, especializado en el retrato. Sin embargo junto a otros fotógrafos permitidos por el franquismo colaboró en la revista Fotos fundada en 1937 por Manuel Fernández Cuesta y que se estuvo editando hasta 1963 con una alta calidad técnica.

Crea la Agencia Gráfica Campua, que colaborará con La Vanguardia, el ABC¡Hola! y otras publicaciones nacionales como extranjeras. Era considerado el fotógrafo habitual de Franco y de la Casa Real española.

Por su estudio pasaron multitud de personajes para tener un retrato de Campúa, teniendo como alumno al mismo Gyenes hasta que éste último montó su propio estudio para independizarse.

Tuvo una única hija, Esther Demaría Piñerúa, que no continuó con la tradición familiar, por lo que al fallecer Pepe Campúa el estudio se cerró.

Desde 2006 una calle en Jerez lleva su nombre a propuesta de la asociación cultural jerezana Cine-Club Popular de Jerez.

En 2010, la figura de Campúa es recuperada, junto con la de otros tres fotógrafos (Alfonso Sánchez PortelaJosé María Díaz-Casariego y Luis Ramón Marín) en el documental «Héroes sin armas», dirigido por Ana Pérez de la Fuente y Marta Arribas y promovido por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales. En él se relata el trabajo que realizaron estos tres fotógrafos durante la Guerra Civil española y, especialmente, en el Frente de Madrid.

(Fuente: Wikipedia)